miércoles, 10 de mayo de 2017

ESTER. CAPÍTULO 11,1.

111El año cuarto del reinado de Tolomeo y Cleopatra, Dositeo, que decía ser sacerdote y levita, y su hijo Tolomeo trajeron la presente carta de los <<purim>>. Dijeron que era auténtica, traducida por Lisímaco, hijo de Tolomeo, de la comunidad de Jerusalén.

Explicación.

11,1 Debe referirse a Tolomeo XIV (51-47 a.C), cuya hermana Cleopatra fue corregente. Esto vale para un texto de la versión griega y no dice nada sobre la época del original hebreo.

ESTER. CAPÍTULO 10.

101El rey Asuero impuso prestaciones personales a los habitantes del continente y de las islas. 2Para sus victorias militares y la narración detallada de la dignidad a que el rey elevó a Mardoqueo, véanse los anales del reino de Media y Persia: 3<<El judío Mardoqueo era el virrey de Asuero, el primero entre los judíos, querido de sus muchos compatriotas, 4solícito del bien de su raza, promotor de la paz para los suyos>>.
5Mardoqueo comentó:
Esto viene de Dios. Pues recuerdo el sueño que tuve sobre esto, y no ha fallado un detalle: 6la fuentecilla que se convirtió en río, la luz, el sol, el agua abundante. Ester es el río: el rey la tomó por esposa y la hizo reina. 7Los dos dragones somos Amán y yo. 8Las naciones son las que se aliaron para borrar el nombre judío. 9Nuestra nación, los que gritaban a Dios y se salvaron, es Israel. El Señor salvó a su pueblo, el Señor nos sacó de todos estos males. Dios ha hecho signos y prodigios portentosos, como no ha hecho entre los gentiles. 10Por eso señaló dos destinos: uno para el pueblo de Dios y otro para los gentiles. 11Ambos se han cumplido en la hora, el momento y el día determinado en la presencia de Dios y ante todas las naciones. 12Dios se acordó de su pueblo e hizo justicia a su heredad. 13Por tanto, el pueblo del Señor celebrará siempre esos días del mes de Adar, el catorce y el quince, como fiesta religiosa, con una asamblea litúrgica y festejos.

Expliacación.

10,1-2 Según costumbre hebrea, el texto vuelve al principio, enunciando brevemente algunas actividades de Asuero. Con ello el relato queda bien definido dentro de su reinado. La segunda expresión es típica del libro de los Reyes, con una novedad de contexto, la referencia a los anales, que tan importante papel desempeñaron en la historia (6,1-2). Se diría que con esta noticia final se abre un círculo concéntrico más amplio: ahora podrá otro rey persa, o no, leer esas memorias y escucharlas como una interpelación en su conducta.

Reyes no judíos podrán aprender que alguien vela por el pueblo judío, que los judíos son leales colaboradores y que pueden salvar si son respetados. Pueden aprender a desconfiar de ministros intrigantes y soberbios. Aunque no celebren personalmente la fiesta Purim, tienen algo que leer para sus vigilias; Mardoqueo y Amán pueden estar vivos y cerca.

10,3 El relato hebreo termina con esta especie de lápida en honor de Mardoqueo. Se diría una lápida dedicada por sus compatriotas. El nombre Mardoqueo (o Mordecay) es frecuente hoy entre judíos.

10,4-13 Con estos versos completa el autor griego su marco literario al libro. Aunque no haya fallado un detalle del sueño, no los explica todos. La fraseología está inspirada en el lenguaje bíblico. Se insiste en la oposición pueblo de Dios-gentiles.

10,8 Sal 83,5.

10,9 Dt 4,34; 7,19; 26,8; Sal 136,11-12.

10,12 Sal 98,3.

10,13 Lv 23.  

ESTER. CAPÍTULO 9.

91El día trece del mes de marzo, o sea, el mes de Adar, cuando debía ejecutarse el decreto del rey, el día en que los enemigos de los judíos esperaban apoderarse de ellos, se volvieron las tornas, y fueron los judíos quienes se apoderaron de sus enemigos. 2Los judíos se concentraron en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero, para atacar a los que habían intentado destruirlos. Nadie les opuso resistencia, porque la población fue presa del pánico ante los judíos. 3Los jefes de las provincias, los sátrapas, gobernadores y funcionarios reales apoyaron a los judíos por miedo a Mardoqueo, 4porque Mardoqueo tenía un alto cargo en palacio y su fama se extendía por todas las provincias: Mardoqueo iba aumentando su poder.
5Los judíos pasaron a cuchillo a sus enemigos, matándolos y exterminándolos; hicieron de ellos lo que quisieron. 6En la acrópolis de Susa exterminaron a quinientos hombres, 7y también a Parsandatá, Dalfón, Aspatá, 8Poratá, Adalía, Aridatá, 9Parmastá, Arisay, Ariday y Vaizatá, 10los diez hijos de Amán, de Hamdatá, enemigo de los judíos. Pero no obtuvieron botín.
11Cuando aquel mismo día comunicaron al rey el número de víctimas en la acrópolis de Susa, 12dijo a la reina Ester:
-Sólo en la acrópolis de Susa los judíos han exterminado a quinientos hombres y a los diez hijos de Amán. ¿Qué habrán hecho en las demás provincias del Imperio? Pide lo que quieras, y te lo daré; si deseas algo más, se hará.
13Ester respondió:
-Si al rey le agrada que los judíos de Susa puedan prorrogar hasta mañana el cumplimiento del decreto. Y que cuelguen a los diez hijos de Amán.
14El rey ordenó que se hiciese así: se prorrogó el decreto en Susa y colgaron a los diez hijos de Amán. 15Así, los judíos de Susa se concentraron también el día catorce del mes de Adar. Mataron a otros trescientos hombres, pero no cogieron botín.
16Los demás judíos en las provincias del Imperio se concentraron para defenderse, eliminando a sus enemigos; mataron a setenta y cinco mil adversarios, pero no tomaron botín.

Fiesta de <<purim>>   

17Esto fue el día trece del mes de Adar, y el día catorce descansaron, declarándolo día festivo. 18En cambio, los judíos de Susa se reunieron los días trece y catorce; el día quince descansaron, declarándolo día festivo. 19Por eso los judíos del campo, los que viven en las aldeas, celebran como gran día festivo el catorce del mes de Adar, y se hacen regalos.
20Mardoqueo puso todo esto por escrito, y mandó cartas a todos los judíos de todas las provincias del rey Asuero, próximos y lejanos, 21encargándoles celebrar anualmente los días catorce y quince del mes de Adar, 22por ser los días en los cuales los judíos quedaron libres de sus enemigos y el mes en que se les cambió la tristeza en alegría y el luto en fiesta. Que los declararán días festivos, que se hicieran regalos y dieran también a los pobres.
23Los judíos, que ya habían empezado a hacerlo, aceptaron lo que les escribió Mardoqueo. 24Pues Amán, hijo de Hamdatá, de Agag, el enemigo de los judíos, había hecho el sorteo, llamado <<pur>>, para eliminarlos y destruirlos; 25pero cuando Ester se presentó al rey, el rey escribió un documento volviendo contra Amán el plan perverso que había tramado contra los judíos, y lo colgaron en la hora, a él y a sus hijos. 26Por eso, esos días se llaman <<purim>>, de la palabra <<pur>>.
Según el texto de aquella carta, y lo que habían presenciado o las noticias que les habían llegado, 27los judíos ratificaron y se comprometieron de forma irrevocable, ellos, sus descendientes y los prosélitos, a celebrar esos dos días anualmente, según aquel documento y en aquellas fechas. 28Esos días, recordados y celebrados de generación en generación, en cada familia y ciudad, esos días de <<purim>> no desaparecerán de entre los judíos, ni su recuerdo perecerá entre sus descendientes.
29La reina Ester, hija de Abijail, y el judío Mardoqueo escribieron urgiendo el cumplimiento de la segunda carta sobre los días de <<purim>>, 30y enviaron cartas a todos los judíos de las ciento veintisiete provincias del Imperio de Asuero, 31saludándolos sinceramente y ratificando la celebración de esos días de <<purim>> tal como les había ordenado el judío Mardoqueo y la reina Ester, y tal como se habían comprometido ellos mismos y sus descendientes, con algunas cláusulas sobre ayunos y lamentaciones.
32Así, el edicto de Ester fijó las normas para celebrar los días de <<purim>>, y quedó consignado por escrito.

Explicación.

9,1-16 ¿Se trata de atacar (v.2) o de defenderse (v.16)? ¿Se trata simplemente de someter al poder (v.1) o de matar y exterminar (vv. 5.12.15)?

La clave de lectura unitaria es la guerra santa del pueblo contra los enemigos, según las viejas tradiciones del Deuteronomio, Josué y Jueces, y con algún influjo de textos escatológicos.

A la constelación de esa guerra pertenecen o pueden pertenecer varios datos de la perícopa: el enemigo se encuentra en actitud agresiva, armado y preparado: "habían intentado destruirlos". El verbo usado para "concentrarse" se refiere de ordinario a la asamblea cúltica, también en contexto de guerra (Jue 20,1; Jos 22,212); en Ez 38,7-13 se dice de las huestes de Gog. El pánico del enemigo, que se supone infundido por el Señor (Ex 15,16; Sal 105,38; Dt 2,25; 11,25), también frecuente con otro sustantivo. El no poder resistir frente a los israelitas (de ordinario con otro verbo: Dt 7,24; 11,25; Jos 1,5). Eliminar al enemigo, haciendo cesar las hostilidades es el final de la guerra (Dt 12,10; 25,19; Jos 1,13.15; 22,4; 2 Sm 7,1.11); con frecuencia se habla de los enemigos en torno; Jue emplea otro verbo que denota este descanso. El colgar públicamente los cadáveres de los jefes puede recordar la derrota de los aliados en Jos 10,25-26 (donde se anuncia que lo mismo sucederá a otros enemigos). De la fama que infunde temor hablan Ex 15 y Jos 2,11; 5,1. Los números de las bajas enemigas, sin insistir o bien olvidando las propias, pueden completar la victoria.

El no coger botín es un dato ambiguo. De ordinario, los israelitas cogen botín, del cual dedican una parte selecta al Señor, sea exterminando, sea consagrando ¿Qué significa aquí que "no cogieron botín" (vv. 10 y 16)? Podría significar que renuncian a él en honor del Señor; pero en tal caso el botín queda en manos enemigas. El autor considera el dato importante y fuera de lo común; al menos quiere decir que los israelitas se contentan con la vida y la libertad, no pretenden enriquecerse a costa de los demás.

No es común el verbo apoderarse o dominar, podría ser variante moderna de otros preferidos por el libro de los Jueces.

Es frecuente que la guerra santa tenga un carácter literario de juicio de Dios, y el cambio de las suertes es la aplicación de una especie de ley del talión: "Cautivarán a sus cautivadores" (Is 14,2); "Los que saquean serán saqueados, los que te despojan serán despojados" (Jr 30,16); "Cuando acabes de devastar, te devastarán a ti; cuando acabes de saquear, te saquearán a ti" (Is 33,1). Este es el "volverse las tornas", se entiende, por obra del Señor.

En la transformación escatológica la guerra santa suele tener alcance universal; por ejemplo, Gog y sus aliados en Ez 38-39. En el presente capítulo el imperio persa, con sus ciento veintisiete provincias, ofrece el contexto universal.

¿Y la prórroga pedida por Ester? Podríamos recordar la prórroga que pide Josué para seguir persiguiendo y matando enemigos (Jos 10,12-14). Pero la explicación es más simple: el autor tiene que explicar por qué la fiesta se celebra en días diversos; es lo que llaman explicación etiológica.

9,1 Con gran solemnidad se registra la fecha.

9,5 Son dos verbos que se leen en los dos decretos.

9,6 Véase Sal 109,13. Con los hijos se extingue el apellido.

9,12 Petición y deseo son palabras de Ester (5,8; 7,3), pero el rey no ofrece la mitad del reino.

9,17-32 Según Ex 12-14, después de la muerte de los primogénitos, la noche que señala la liberación de los judíos, se instituye una fiesta conmemorativa. Elementos constitutivos son la fecha, un resumen catequético sobre el hecho, una serie de prescripciones. Es la fiesta de la Pascua.

De modo semejante, la liberación de los judíos en el imperio persa de nacimiento a una fiesta; y en estos versos tenemos una doble noticia sobre su institución, una carta de Mardoqueo y otra de Ester.

La fecha incluye dos días. Según la noticia de los versos 17-19, los días son diferentes par ala capital y las provincias. Para concordar con esta noticia lo que dice el verso 21 tendríamos que interpretar los días en sentido distributivo: los de cerca, el quince; los de lejos, el catorce.

9,22 Jr 31,13; Sal 30,12. Nada se dice de ceremonias religiosas; se envían regalos o raciones de comida, como en Neh 8,10.

9,26 La palabra Pur significa suerte, según 3,7. En la práctica de Amán parece una fiesta a comienzos de año, en la que se consultan las suertes del año que comienza. En la celebración judía la fiesta pasa al final del año, como recuerdo de una gran liberación. Ni sobre el origen de la palabra ni sobre el origen de la fiesta tenemos noticias ciertas.

9,27-28 Todavía en  nuestros días celebran los judíos la fiesta de Purim, recitando sinagogalmente el libro de Ester, con un banquete y regalos, y a veces con otras ceremonias festivas. El libro quiere hacer remontar la fiesta a la experiencia de testigos oculares o contemporáneos de los sucesos.

9,29-31 La nueva disposición aparece firmada por los dos; puede ser que el nombre de Mardoqueo sea aquí una adición. La cláusula sobre el ayuno que ha de preceder al día festivo pretende traer a la memoria el peligro y la angustia de los protagonistas.


ESTER. CAPÍTULO 8,13-17.

813El texto del documento, con fuerza de ley en todas y cada una de las provincias, se haría público para que los judíos estuviesen preparados para vengarse de sus enemigos dicho día.
14A toda prisa, obedeciendo la orden del rey, los correos, montados en caballos velocísimos, pura sangre, de las cuadras reales, partieron rápidos. El edicto se promulgó en la acrópolis de Susa.
15Mardoqueo salió de la presencia del rey con vestiduras regias color violeta y blanco, una gran corona de oro y un manto de lino color púrpura. En la ciudad de Susa resonaban gritos de alegría.
16Para los judíos fue un día luminoso y alegre, gozoso y triunfal. 17En cada provincia y ciudad adonde llegaba el decreto del rey los judíos se llenaban de inmensa alegría, y celebraban banquetes y fiestas. Y muchos gentiles se convirtieron, sobrecogidos ante los judíos.

ESTER. CAPÍTULO 16.

16Copia de la carta:
1<<El emperador Artajerjes a los gobernadores de las ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía, y a cuantos nos son leales, ¡salud!
2>>Considerando que muchos, cuantos más beneficios y más honra reciben de sus bienhechores más se ensoberbece, 3y no sólo intentan maltratar a nuestros súbditos, sino que, no pudiendo dominar su propia arrogancia, conspiran contra sus mismos bienhechores, borran del corazón humano el sentimiento de gratitud y, 4más aún, ensoberbecidos con los aplausos de los malvados piensan escapar a la justicia del Dios que siempre lo ve todo y odia a los malos.
5>>Considerando que con frecuencia muchos constituidos en autoridad, influidos por los que creían amigos, a quienes confiaron la marcha de los asuntos, se han visto envueltos en desgracias irreparables y convertidos en cómplices del asesinato de inocentes, porque la maldad de los amigos, 6a base de sofismas engañosos, prevaleció sobre la íntegra nobleza de sentimientos de los gobernantes. 7Basta con mirar no a las anécdotas que se nos cuentan de la antigüedad, sino delante de nuestros mismos ojos: ¡cuántas maldades no se han cometido por esa peste de gobernantes indignos! 8Por lo cual procuraremos que en el futuro tengan asegurada la tranquilidad y la paz en el reino, 9efectuando los cambios convenientes y dictaminando siempre con benevolencia y equidad los asuntos que se nos presenten.
10>>Resultando que Amán de Hamdatá, macedonio -extranjero tenía que ser, no de nuestra sangre y nuestra hidalguía-, recibido por nosotros como amigo, 11experimentó el trato humano que damos a todos los pueblos, hasta el punto de haber sido proclamado "nuestro padre" y reverenciado por todos como virrey; 12pero no sabiendo mantenerse en su rango, ha intentado arrebatarnos el poder y la vida, pues a base de taimados engaños 13nos pidió la muerte de Mardoqueo, nuestro salvador y continuo bienhechor, y la de Ester, nuestra intachable compañera en el trono, junto con toda su raza 14(con estas medidas pensaba dejarnos aislados y pasar el poder de manos de los persas a los macedonios).
15>>Resultando que no hemos comprobado que los judíos, condenados por este criminal al exterminio, sean malhechores; al contrario, se rigen por leyes justísimas 16y son hijos del Altísimo, del gran Dios vivo, que para bien nuestro y el de nuestros antecesores conserva el Imperio con un orden excelente.
17>>Ordenamos que no habéis de obedecer a la carta enviada por Amán, hijo de Hamdatá, 18porque su autor ha sido ahorcado junto a las puertas de Susa, con todos los de su casa (el Señor dominador de todo le ha dado en seguida la pena que merecía).
19>>Y que habéis de poner en público copias de esta carta y permitir a los judíos que sigan libremente sus leyes. 20Ayudadles además a defenderse de quienes los ataquen, ese mismo día trece del mes de marzo, mes de Adar. 21Porque ese día trágico para el pueblo elegido, el Dios dominador, universal, lo ha convertido en día de alegría.
22>>Por tanto, vosotros, judíos, celebrad con toda solemnidad este día señalado entre vuestras fiestas solemnes, 23para que ahora y en el futuro sea un recuerdo de salvación para vosotros y los persas de buena voluntad y un recuerdo de destrucción para vuestros enemigos.
24>>Toda ciudad o región en general que no actúe conforme a la presente orden será devastada sin piedad a hierro y fuego. Ningún hombre pondrá el pie en ella, y hasta las fieras y las aves la destetarán".

Explicación.

16,1-24 El autor griego aprovecha el momento para componer otro decreto semejante en el estilo al primero, de doble extensión, imitando el lenguaje de las cancillerías. La introducción difiere ligeramente al final respecto al primer decreto. No habla de sátrapas y jefes. Es un lenguaje exclusivamente griego, con palabras compuestas, abundancia de adjetivos, construcción sintáctica compleja, antítesis enfáticas.
El rey, con la conciencia poco tranquila, tiene que excusarse del primer decreto. Lo hace primero remontándose a principios generales, vulgares en sí, formulados con altisonante solemnidad (un rey en un decreto no puede pronunciar un buen refrán o proverbio). Después descarga toda la culpa en el primer ministro, sin ahorrar adjetivos. En contraste, una magnífica alabanza del pueblo judío. Y en conclusión una serie de disposiciones.

No sabemos si el autor griego ironiza en la primera parte o si realmente quiere excusar al rey Artajerjes, como si hubiera sido víctima inocente de un engaño.

16,4  Sal 11,4-5; 73,11; 94,7.

16,8-9 Repite varias palabras del primer decreto "tranquilidad, paz, equidad". Esta vez sin complacencia, como programa para el futuro.

16,10-14 Haciendo a Amán macedonio, traslada los sucesos a la época anterior a Alejandro, lo cual exige que ese Artajerjes sea el tercero (359-335); pero no parece que el autor griego quiera conservar la verosimilitud cronológica de su ficción. El resultado del cambio es introducir en la historia un ambiente de tensión internacional, en el que no pensaba el autor hebreo. En esquema judicial se mencionan los beneficios recibidos, como agravante, y se denuncia el triple crimen: contra el rey, contra el bienhechor, contra la reina.

16,15-16 El rey reconoce al Dios de los judíos como Dios universal de todos los reinos. El título "hijos del Altísimo" es nuevo, que sepamos. Sobre la protección divina concedida al reino persa, véase Esd 1,2; 6,10.

16,18 "El Señor da a cada cosa su destino: al malvado el día funesto" (Prov 16,4); "El Justo observa el corazón malvado y entrega al malvado a la desgracia" (Prov 21,12).

16,22-23 Es curioso que aparezca el monarca persa como fundador de la fiesta judía.

El texto hebreo daba otra versión.

16,8,15 La aparición de Mardoqueo contrasta con su figura en ademán de duelo (4,1-2) y hace estable el honor efímero de 6,11.

16,16-17 "El Señor protege la vida de sus fieles y los libra de los malvados. Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón" (Sal 97,10-11). "Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo, se alegrará Jacob y gozará Israel" (Sal 14,7).

La conversión de los gentiles se debe al terror numinoso ante la liberación, sentida como acción del Señor, "Todo el mundo se atemoriza, proclama la obra de Dios y medita sus acciones. El justo se alegra con el Señor, se refugia en él, y se felicitan los rectos de corazón" (Sal 64,10-11).

Con estos acordes festivos quisiéramos cerrar el libro y no leer más; sobre todo cuando sabemos lo que viene, porque lo hemos leído en otra ocasión. Pero no somos nosotros los dueños del libro para poner a nuestro gusto la palabra "Fin".

Séanos permitido al menos llamarlo "Apéndice". Unas páginas sobre la ejecución de la venganza y sobre la celebración de la fiesta de las suertes.

ESTER. CAPÍTULO 8, 1-12.

Triunfo de los judíos   

81Aquel día el rey Asuero entregó a la reina Ester la casa de Amán, el enemigo de los judíos; y Mardoqueo fue presentado al rey, que ya sabía por Ester el parentesco que tenía con la reina. 2El rey se quitó el anillo que había recuperado de Amán y se lo entregó a Mardoqueo. Ester confió a Mardoqueo la administración de la casa de Amán.
3Ester volvió a hablar al rey. Cayó a sus pies llorando y suplicándole que anulase los planes perversos que Amán había tramado contra los judíos.
4Cuando el rey extendió hacia Ester el cetro de oro, ella se levantó y quedó en pie ante el rey. 5Luego dijo:
-Si al rey le agrada y quiere hacerme un favor, si mi propuesta le parece bien y si está contento de mí, revoque por escrito la carta de Amán, hijo de Hamdatá, de Agag, que había mandado exterminar a los judíos en las provincias del Imperio. 6Porque ¿cómo podré ver la desgracia que se echa sobre mi pueblo, cómo podré ver la destrucción de mi familia?
7El rey Asuero dijo entonces a la reina Ester y al judío Mardoqueo:
-Ya ves que he dado a Ester la casa de Amán y a él lo han ahorcado por atentar contra los judíos. 8Vosotros escribid en nombre del rey lo que os parezca sobre los judíos y selladlo con el sello real, pues los documentos escritos en nombre del rey y sellados con su sello son irrevocables.
9Entonces, el día veintitrés del mes de junio, o sea, el mes de Siván, fueron convocados los notarios del reino, y tal como ordenó Mardoqueo, se redactó un documento destinado a los judíos, sátrapas, gobernadores y jefes de las provincias -ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía-, a cada provincia en su escritura y a cada pueblo en su lengua; a los judíos, en su alfabeto y su lengua.
10Redactaron un documento en nombre del rey Asuero, lo sellaron con su sello y despacharon las cartas por correos montados en caballos velocísimos, pura sangre, de las cuadras reales.
11En dicho documento el rey concedía a los judíos de todas y cada una de las ciudades el derecho a reunirse y defenderse, a exterminar, matar y aniquilar a cualquier gente armada de cualquier raza o provincia que los atacara, incluso a sus mujeres y niños, más el derecho a saquear sus bienes en todas las provincias del rey Asuero, 12el mismo día, el trece del mes de marzo, o sea, el mes de Adar.

Explicación.

8 Lo que sigue está implícito en la caída de Amán, pero el lector judío quería leer explícitamente la exaltación de Mardoqueo y del pueblo. Narrativamente, este capítulo es anticlimático y sirve para completar. El narrador ya no se esmera como hasta aquí, quiero decir en continuar una narración interesante; sí se esmera en apurar las correspondencias de la exaltación con la humillación, del triunfo con el peligro.
El gusto por detenerse y recrearse en el feliz desenlace bastaba para mantener el interés de los lectores; el autor es generoso en servirles tan rico postre. El lector actual lo aprecia menos. (Es como filmar despacio la boda y el banquete en una película de happy end; hay gente para quien eso es lo mejor de la película).

Un punto, quizá, necesitaba quedar resuelto. El decreto contra los judíos tenía fuerza de ley y era irrvocable (1,19; 8,8). El lector, a estas alturas, da por descontado que Ester y Mardoqueo salvan a su pueblo; pero ¿cómo conseguirán invalidar un decreto irrevocable?

8,1-2 La corona confisca las posesiones del que atentó contra le reina. Son las posesiones de que Amán se gloriaba. Mardoqueo ocupa totalmente el pueto de Amán: en la corte como primer ministro, en la casa como administrador. Como Ester sucedió a Vasti, así "uno mejor" sucede al malvado, y es esperanza de justicia: "Aparta al malvado del rey, y su trono se afianzará en la justicia" (Prov 25,5).

¿Y no repite Asuero su ligereza al entregar el anillo? Ahora sabe que Mardoqueo ha salvado la vida del rey y a la reina.

8,3-6 Retoman motivos de los capítulos 5 al 7: nuevo encuentro y nueva petición. El encuentro ya no es dramático, la petición estaba contenida en 7,3-4. La introducción es más insistente, sumando razones personales a las razones objetivas.

Amán, muerto, todavía amenaza a los judíos en virtud de una ley que le sobrevive. El decreto firmado en nombre del rey y sellado con el sello real es como una mueca macabra del ajusticiado, venganza después de morir.

8,7-8 El rey afirma que las leyes persas son irrevocables: ¿También la ley por la cual ha sido condenado Amán, "por atentar contra los judíos"? Y si ésa es revocable, ¿por qué no la nueva escrita por Mardoqueo?

¿Es que la ley, una vez emanada, esetá por encima del rey, como una garantía nacional contra el arbitrio? Si una ley no se puede revocar y sólo se puede contrarrestar con otra contraria, ¿no caemos en el legalismo? Sólo si por encima de reyes y leyes está la justicia, tenemos una garantía. Por eso Prov, repetidas veces, afirma que el trono se afianza en la justicia (Prov 16,12; 25,5; 20,28).

El autor parece tener presente el problema, la realidad de leyes inhumanas a las que se sacrifican tantas vidas. En nombre de la ley los judíos hubieron de sufrir en la diáspora, sin otra ley escrita que los defendiera. Si un judío llegase a mandar, haría lo posible por abolir o contrarrestar semejantes leyes injustas.

8,9-12 El decreto de Mardoqueo parece adoptar la segunda solución: si hay una ley que autoriza a atacar y matar, habrá otra ley que autorice a los judíos a defenderse. De esta manera se obtiene: primero, que la defensa no sea un acto ilegal de terrorismo, sino una defensa legal; segundo, que el enemigo queda claramente en posición de agresor, sabiendo las consecuencias. El que no ataque no sufrirá nada; el que ataque se encontrá con un pueblo decidido a vender cara la vida.

Es que las leyes de nada valdrían sin los hombres que las ejecutan. Amán sigue vivo en sus secuaces, los de su partido, dispersos por el Imperio. Tienen varios meses para abandonarlo; si al llegar el plazo designado por la suerte persisten en ejecutar el legado de su jefe, lo harán a conciencia, sin atenuantes.

8,9 En este decreto aparecen los judíos como destinatarios, como pueblo diverso oficialmente reconocido, con su lengua y escritura, como los demás.

8,10 La determinación de los caballos es algo dudosa, pero está clara la intención narrativa. El dato responde a los usos.

8,11 Los tres verbos "exterminar, matar, aniquilar" son los mismos del decreto de Amán (3,13).

8,12 El día designado por la suerte cambiarán las suertes; los judíos no deben anticiparse.

ESTER. CAPÍTULO 7.

Hundimiento de Amán

71El rey y Amán fueron al banquete con la reina Ester. 2Aquel segundo día el rey volvió a pregunar a Ester en medio del brindis:
-Reina Ester, pídeme lo que quieras y te lo doy. Aunque me pidas la mitad de mi reino, lo tendrás.
3La reina Ester respondió:
-Majestad, si quieres hacerme un favor, si te agrada, concédeme la vida -es mi petición- y la vida de mi pueblo -es mi deseo. 4Porque mi pueblo y yo hemos sido vendidos para el exterminio, la matanza y la destrucción. Si nos hubieran vendido para ser esclavos o esclavas, me habría callado, ya que esa desgracia no supondría daño para el rey.
5El rey preguntó:
-¿Quién es? ¿Dónde está el que intenta hacer eso?
6Ester respondió:
-¡El adversario y enemigo es ese malvado, Amán!
Amán quedó aterrorizado ante el rey y la reina.
7Y el rey, en un acceso de ira, se levantó del banquete y salió al jardín de palacio, mientras Amán se quedó para peir por su vida a la reina Ester, pues comprendió que el rey ya había decidido su ruina.
8Cuando el rey volvió del jarín del palacio y entró en la sala del banquete, Amán estaba inclinado sobre el diván donde se recostaba Ester, y el rey exclamó:
-¿Y se atreve a violentar a la reina, ante mí, en mi palacio?
9Nada más decir esto, taparon la cara a Amán, y Harbona, uno de los eunucos del servicio personal del rey, sugirió:
-Precisamente en casa de Amán han instalado una horca de veinticinco metros de alto; la ha preparado Amán para Mardoqueo, que salvó al rey con su denuncia.
El rey ordenó:
-¡Ahorcadlo allí!
10Ahorcaron a Amán en la horca que había levantado para Mardoqueo, y la cólera del rey se calmó.

Explicación.

7 Llegamos al desenlace, que el narrador sabe retrasar sin fatiga. Confrontación de Amán con Ester en presencia del rey, de modo que Amán no habla ni puede hablar. Ha perdido la iniciativa, la autoridad, aunque conserve aún el sello del rey.

Vuelve el juego de las ignorancias hábilmente explotadas. Asuero ignora el sentido y alcance de la maniobra de Amán; ignorancia culpable, al abdicar su responsabilidad permitiendo un decreto que condena a la reina por su raza; incluso celebró el decreto con un banquete. "El gobernante que hace caso de embustes tendrá criminales por ministros" (Prov 29,12). Ester ignora la reciente humillación de Amán ante Mardoqueo, o esa ignorancia la deja en la conciencia del riesgo. Amán ignora que Ester es judía; la ignorancia es inculpable, pero el criminal, al condenar en globo y sin distinción, carga con todas las consecuencias: entre los condenados puede haber incluso una reina. Prácticamente, in causa, ha atentado contra la reina, como los eunucos intentaron atentar contra el rey. Ha atentado contra el trono, porque "el trono se asienta en la justicia" (Prov 16,12).

En medio de la ignorancia, Ester se muestra lúcida: sabe, acusa y condena.

7,1-2 Segundo banquete y tercera oferta del rey. La triple oferta articula el relato y garantiza su validez.

7,3-4 Del primer banquete repite Ester enfáticamente las palabras "mi petición, mi deseo". La respuesta de Ester es para Asuero inesperada, sorprendentemente, oscura. Porque Ester, calculadamente, calla el nombre del reo, obligando a preguntar. El paralelismo y la rima subrayan la vinculación de dos valores inseparables ahora para Ester: su vida, su pueblo. En la estimación del rey vale más la vida de la reina, y Ester, tácticamente, la antepone; para la reina, que ha arriesgado su vida por su pueblo, éste vale más. La solidaridad se expresa modelando la frase.

"Vendidos", según fórmula común (Jue 2,14; 3,8; 4,2; 10,7), aludiendo quizá a la propuesta de Amán, 3,13. Ester insinúa que el decreto redunda en grave perjuicio del rey.

7,5-6 Ante Mardoqueo y ante su pueblo, Ester se ha salvado; ante el rey no ha flaqueado: "Manantial turbio, fuente corrompida es el inocente que flaquea ante el culpable" (Prov 25,26).

7,7 "La ira del rey es heraldo de muerte" (Prov 16,14). La breve escena retrasa la sentencia real y permite, con el silencio del reo, una nueva comprobación de su crimen.

7,8 Amán sigue bajando: humillado ahora ante una judía, pidiendo la propia vida como una limosna. Pero Amán, el desmedido, se propasa en su ruego insistente, quebranta las reglas del protocolo, y el rey, airado, interpreta sin matices el gesto. La denuncia de Harbona es otro agravante en el historial del reo.

7,10 "El justo se libra del peligro, el malvado ocupa su puesto" (Prov 11,8); "La justicia de los rectos los salva, los malvados quedan cogidos en su maldad" (Prov 11,6); "Cuando mandan los malvados, aumentan los crímenes; pero los justos los verán caer" (Prov 29,16). "Se calmó", como en 2,1.

ESTER. CAPÍTULO 6.

61Aquella noche el rey no lograba conciliar el sueño. Entonces mandó traer el libro de loa anales o crónicas. Se los leyeron. 2Y allí se contaba cómo Mardoqueo había descubierto a Bigtán y Teres, los dos eunucos reales centinelas, que habían querido atentar contra el rey Asuero. 3El rey preguntó:
-¿Qué premio o recompensa se le dio a Mardoqueo por aquello?
Los cortesanos que asistían al rey respondieron:
-No se le dio nada.
4Entonces el rey preguntó:
-¿Quién hay en el patio?
En aquel momento llegaba Amán al patio exterior de palacio para pedir al rey que ahorcasen a Mardoqueo en la horca que le había preparado.
5Los cortesanos respondieron:
-En el patio está Amán.
El rey dijo:
-Que entre.
6Cuando entró Amán, el rey le preguntó:
-¿Qué se puede hacer en favor de uno a quien el rey quiere honrar?
Amán pensó para sus adentros: <<Y ¿a quién va a querer honrar el rey si no a mí?>>. 7Así que contestó:
-Que a esa persona a la que el rey quiere honrar 9le traigan las vestiduras regias que suele llevar el rey, el caballo en el que suele cabalgar el rey y una corona real. 9La ropa y el caballo se los entregarán a un dignatario real que pertenezca a la nobleza, que vista con esa ropa al hombre a quien el rey quiere honrar y lo pasee a caballo por la plaza de la ciudad, pregonando ante él:
<<¡Este es el trato que se da a quien el rey quiere honrar!>>.
10Entonces el rey dijo a Amán:
-Aprisa, coge la ropa y el caballo que has dicho y haz eso con Mardoqueo, el judío funcionario de la corte. No omitas ni un detalle de lo que has dicho.
11Amán cogió la ropa y el caballo, vistió a Mardoqueo y lo paseó a caballo por la paza de la ciudad, pregonando ante él:
-¡Este es el trato que se da a quien el rey quiere honrar!
12Después, mientras Mardoqueo volvía a su peusto en palacio, Amán corría hacia su casa, triste y tapándose la cara. 13Contó a su mujer, Zares, y a todos sus amigos lo que había pasado. Zares y sus sabios le dijeron:
-Si Mardoqueo, ante quien has empezado a caer, es de raza judía, no podrás con él; caerás ante él hasta el fono. No podrás defenderte de él porque el Dios vivo está con él.
14Estaban todavía hablando con él cuando llegaron los eunucos reales para llevarle en seguida al banquete preparado por Ester.

Explicación.

6,1 Precisamente la noche va a producir el giro de la rueda de la fortuna. Una versión antigua dice maliciosamente que la lectura de los anales era para lograr conciliar el sueño. 
Los anales son como una memoria civil, que conserva y permite actualizar los hechos; pueden ser memoria que interpela. A través de ellos, no es sueño ni es visión, se aparece Mardoqueo al rey en la noche insomne. De nuevo por medio de la palabra; sin saberlo él, sin actuar.

Empieza a girar en el relato una constelación de ignorancias de los personajes, a sabiendas del lector. Asuero ignora: que Ester es judía, que Amán odia a Mardoqueo, que éste es judío, que él debe la vida a Mardoqueo. Narrativamente, esta ignorancia posibilita y valora el argumento; políticamente no deja bien al rey, que ignora los asuntos suyos, del reino, de la reina; ¿hay intención satírica? (el rey se acuerda de las concubinas que le gustan). Amán ignora que Ester es judía, que Mardoqueo salvó al rey.

De estas ignorancias se seguirá en el presente capítulo que Amán noserá víctima del rey, sino de su propia vanidad; y, por ella, del Señor. "Del vengativo se vengará el Señor" (Eclo 28,1).

El capítulo contiene dos apartes interrumpiendo el diálogo: uno para señalar la llegada del valido, otro para escuchar sus pensamientos; los dos sirven a la intención irónica del narrador, que también disfruta humillando al personaje.

6,4 El verso muestra la prisa de Amán por consumar su venganza, y a la vez hace converger los pensamientos del rey y valido en una persona, desde posiciones opuestas y sin saberlo.

6,6-9 La escena es divertida. Una expresión clave se repite seis veces "a quien el rey quiere honrar". Es una expresión indeterminada, que admite por sujeto a cualquiera, y de aquí brota el equívoco. El rey piensa mentalmente en Mardoqueo, Amán piensa mentalmente en sí mismo, y con íntimo regodeo repite cinco veces la expresión. En la descripción se está viendo a sí mismo, no puede haber otro.

La ceremonia honorífica parece inspirada por Gn 41,42-43 (honores de José como virrey).

6,11 Uno a caballo y otro a pie es ya un cambio decisivo de altura (cfr. Ecl 10,7); pero todavía ninguno de los dos llega al extremo. También podemos recordar por contraste a Mardoqueo llorando por las calles y plazas de la ciudad, 4,1-2. La situación ha comenzado a cambiar para todos, Mardoqueo es primicia.

6,12 Mardoqueo, comedido, vuelve a su puesto. Gran honor y poco resultado: ni riquezas ni cargos. Del rey ha recibido un honor pasajero; respecto a Amán, se la librado de la picota.

El gesto de Amán expresa la derrota: 2 Sm 15,30; Jr 14,3.

6,13 Parece tratarse de consejeros expertos en evaluar una situación y definirla "sapiencialmente". El juicio se refiere en concreto a "un judío", como enunciado de una experiencia reconocida. El griego añade la razón religiosa.

6,14 La escolta de eunucos en gesto honorífico, que en el contexto adquiere una inquietante ambigüedad. ¿Le quitará el gusto al banquete la reciente humillación?, ¿o le compensará el honor singular? Escoltado para el rey, detenido para Ester.

ESTER. CAPÍTULO 5,3-14.

53El rey le preguntó:
-¿Qué te pasa, reina Ester? Pídemelo, y te daré hasta la mitad de mi reino.
4Ester dijo:
-Si le agrada al rey, venga hoy con Amán al banquete que he preparado en su honor.
5El rey dijo:
-Avisad enseguida a Amán, que haga lo que quiere Ester.
El rey y Amán fueron al banquete preparado por Ester.
6Y en medio de los brindis, el rey dijo a Ester:
-Pídeme lo que quieras y te lo doy. Aunque pidas la mitad de mi reino, la tendrás.
7Ester respondió:
8-Mi petición y mi deseo es que si el rey quiere hacerme un favor, si quiere acceder a mi petición y cumplir mi deseo, venga con Amán al banquete que voy a prepararle mañana, y entonces le responderé.
9Amán salió aquel día alegre y de buen humor; pero cuando vio que Mardoqueo, a la puerta del palacio real, no se levantaba ni se apartaba, montó en cólera contra Mardoqueo, 10pero se dominó. 11Al llegar a casa,  llamó a sus amigos y a su mujer, Zares; les habló del esplendor de sus riquezas, de sus muchos hijos y de cómo el rey lo había engrandecido ascendiéndolo sobre sus funcionarios y ministros. 12Y añadió:
-Además, la reina Ester, a ese banquete que ha celebrado, no ha invitado más que al rey y a mí. Y también estoy invitado con el rey para mañana. 13Pero todo esto no me satiface mientras siga viendo al judío Mardoqueo sentado a la puerta de palacio.
14Su mujer, Zares, y sus amigos le dijeron:
-Que preparen una horca de veinticinco metros. Por la mañana le pides al rey que ahorquen allí a Mardoqueo, y luego te vas contento al banquete.
 A Amán le gustó la propuesta, y mandó preparar la horca.

Explicación.

5,4-5 Comienza a sonar invertido el motivo del capítulo 1: Vasti, invitada por el rey, no acude; Asuero, invitado por la reina, acude; y fuera del banquete: Vasti, llamada, no se presenta; Ester, no llamada, se presenta.
5,6-8 La brevedad de la escena es intencionada para sembrar enredo, plantar datos importantes y dar espacio. Son significativos: la nueva presencia solicitada de Amán, las palabras "mi petición, mi deseo".

Así se concede el narrador un día en la que van a suceder muchas cosas: el anochecer para seguir las reacciones de Amán, la noche para seguir los pensamientos del rey, la mañana para juntar a Amán con Mardoqueo.

5,9-14 El gesto de Mardoqueo toma un carácter marcado de desafío personal, pues conoce al causante de la situación. Antes lloraba por toda la ciudad hasta la puerta del palacio, y era un desafío; ahora se enfrenta sin palabras con el enemigo.

Con la misma intensidad personal siente la ofensa Amán: una ofensa que le amarga los demás gozos. Porque denuncia una impotencia, pone un límite a su poder; incluso amenazado de muerte hay alguien que no se doblega. Por eso no le basta al valido que Mardoqueo perezca en la matanza general; tiene que apartarlo, ser su verdugo, exhibirlo ante la población. Y el gozo de la venganza coronará sus éxitos. Mardoqueo será la primicia sabrosa.

¡Amán, desmedido! "No te gloríes del mañana, no sabes lo que engendra el día" (Prov 27,1).

5,14 Narrativamente, el destino faltal se precipita; sólo queda una noche, que no es tiempo para actuar.

ESTER. CAPÍTULO 15,4-18.

154Al tercer día, al acabar la oración, Ester se quitó la ropa de suplicante y se vistió con todo lujo. 5Quedó esplendorosa. Luego, invocando al Dios y salvador que vela sobre todos, marchó con dos doncellas, 6apoyándose suavemente en una con delicada elegancia, 7mientras la otra la acopañaba llevando la cola del vestido. 8Ester iba encendida, radiante de hermosura, con el rostro alegre, como una enamorada, pero con el corazón angustiado.
9Atravesó todas las puertas, hasta quedar en pie ante el rey. Estaba sentado en su trono real, revestido de todos sus ornamentos majestuosos, de oro y piedras preciosas. El rey aparecía terrible. 10Levantó la cabeza incendiada de gloria y, en la cumbre de su cólera, lanzó una mirada. La reina palideció y se apoyó en el hombro de la doncella, desmayándose. 11Entonces Dios movió al rey a benevolencia; se inquietó, saltó de su trono y cogió a Ester en sus brazos, animándola con palabras tranquilizadoras mientras ella volvía en sí:
12-¿Qué pasa, Ester? Soy tu esposo. 13Ánimo, no morirás. Nuestra orden es sólo para nuestros súbditos. 14Acércate.
15Puso su cetro de oro sobre el cuello de Ester y la acarició, diciéndole:
-Háblame.
16Ester le dijo:
-Te vi, señor como a un ángel de Dios, y me atemoricé ante tanto esplendor. 17Porque eres admirable, señor, y tu rostro fascina.
18Mientras hablaba, se desmayó. 19El rey se turbó, y todos los cortesanos intentaban reanimarla.

Explicación.

Griego. El texto griego nos ha distraido con dos largas súplicas; para compensar la distancia y la tensión perdida, se complace en explotar la situación casi románticamente, con acompañamiento de languideces y desmayos.
La acción se articula con más detalle y con fuertes contrastes: de los aspectos y de los sentimientos. Cambia con acierto el punto de vista. Introduce explícitamente a Dios.

El lector se explica fácilmente el primer desmayo de Ester: se está jugando la vida  a la carta del humor real; al ver al rey airado se considera perdida. Cuando Ester da una explicación puramente numinosa (vv. 16-17), sin aludir a la ira y al peligro que ha corrido, el lector siente que la respuesta es calculada.

El interés humano amoroso de Asuero por su esposa enriquece la figura original.

15,4 Jdt 10,1-4.

15,10 "La ira del rey es heraldo de muerte, pero el sabio sabe aplacarle" (Prov 16,14); "Hijo mío, teme al Señor y al rey, no provoques a ninguno de los dos, porque de repente salta su castigo, y ¿quién conoce su futuro?" (Prov 24,21-22).

15,11 "El corazón del rey es una acequia en manos de Dios: La dirige adonde quiere" (Prov 21,1).

15,16 2 Sm 14,17.20.

ESTER. CAPÍTULO 5,1-2.

Ester y Asuero       

51Al tercer día, Ester se puso sus vestidos de reina y llegó hasta el patio interior del palacio, frente al salón del trono. El rey estaba sentado en su trono real, en el salón, frente a la entrada. 2Cuando vio a la reina Ester, de pie en el patio, la miró complacido, extendió hacia ella el cetro de oro que tenía en la mano y Ester se acercó a tocar el extremo del cetro.

Explicación.

5 El movimiento narrativo va a marcarse en tres encuentros de Ester con Asuero, subrayados por la triple oferta del rey: "Pide lo que quieras". El primer encuentro culmina en 5,3 y está preparado para el laborioso diálogo del capítulo precedente; el segundo es brevísimo, un banquete con Amán; el tercero es amplio y está hábilmente retrasado por los acontecimientos de una noche y una mañana, es otro banquete con Amán y en él llega el desenlace. Con esta técnica, resulta la narración rica y bien trabada.
5,1-5 (+ cap. 15,4-19) Del primer encuentro tenemos la versión hebrea original y una versión ampliada del autor griego.

Hebreo. La versión original comienza con cierto énfasis indicando la fecha; el encuentro se realiza rápidamente en tres movimientos y petición. La brevedad parece restar dramatismo explícito., Pero es que el dramatismo reside en la preparación inmediata; no olvidemos que en el original hebreo 5,1 empalma con 4,16 "Si hay que morir, moriré"; a los tres días Ester se dirige a una muerte probable. La mirada complacida de Asuero sucede tras un mes de desvío; y esto también es dramático, pues el autor sugiere el repentino reavivarse del amor en presencia de la amada.

ESTER. CAPÍTULO 14.

141La reina Ester, teniendo el peligro inminente, acudió al Señor. 2Se despojó de sus ropas lujosas y se vistió de luto; en vez de perfumes refinados, se cubrió la cabeza de ceniza y basura, y se desfiguró por completo, cubriendo sus cabellos revueltos aquel cuerpo que antes se complacía en adornar. 3Luego rezó así al Señor, Dios de Israel: 
<<Señor mío, único rey nuestro.
Protégeme, que estoy sola
y no tengo otro defensor
fuera de ti,
4pues yo misma
me he puesto en peligro.
5Desde mi infancia oí,
en el seno de mi familia,
cómo tú, Señor, escogiste
a Israel entre las naciones,
a nuestros padres
entre todos sus antepasados
para ser tu heredad perpetua,
y les cumpliste
lo que habías prometido.
6Nosotros hemos pecado
contra ti
dando culto a otros dioses;
7por eso nos entregaste a
nuestros enemigos.
¡Eres justo, Señor!
8Y no les basta
nuestro amargo cautiverio,
sino que se han comprometido
con sus ídolos,
9jurando invalidad el pacto
salido de tus labios,
haciendo desaparecer
tu heredad
y enmudecer
a los que te alaban,
extinguiendo tu altar
y la gloria de tu templo
10y abriendo los labios
de los gentiles
para que den gloria a sus ídolos
y veneren eternamente
a un rey de carne.
11No entregues, Señor, tu cetro
a los que no son nada.
Que no se burlen
de nuestra caída.
Vuelve contra ellos sus planes,
que sirva de escarmiento
el que empezó a atacarnos.
12Atiende, Señor,
muéstrate a nosotros
en la tribulación,
y dame valor, Señor,
rey de los dioses
y señor de poderosos.
13Pon en mi boca
un discurso acertado
cuando tenga que hablar
al león;
haz que cambie
y aborrezca 
a nuestro enemigo,
para que perezca
con todos sus cómplices,
14A nosotros
líbranos con tu mano,
y a mí, que no tengo
otro auxilio
fuera de ti,
protégeme tú,
Señor, que lo sabes todo,
15y sabes que odio
la gloria de los impíos,
que me horroriza
el lecho de los incircuncisos
y de cualquier extranjero.
16Tú conoces mi peligro.
Aborrezco este emblema 
de grandeza 
que llevo en mi frente
cuando aparezco en público.
Lo aborrezco
como un harapo inmundo,
y en privado no lo llevo.
17Tu sierva no ha comido
a la mesa de Amán,
ni estimado
el banquete del rey,
ni bebido vino de libaciones.
18Desde el día de mi exaltación
hasta hoy,
tu sierva sólo se ha deleitado
en ti, Señor, Dios de Abrahán.
19¡Oh Dios
poderoso sobre todos!
Escucha el clamor
de los desesperados,
líbranos de las manos
de los malhechores
y a mí quítame el miedo>>.

Explicación.

14,1-3 Véanse Is 3,24; 32,9-12.

14,3-4 La oración comienza con un tono más personal, con el temblor del peligro propio.

14,5-12 El esquema es tradicional: beneficios de Dios - pecado del pueblo confesado - castigo - petición con motivación. Por la confesión del pecado, con la fórmula "eres justo", se emparenta con liturgias penitenciales del tipo Esd 9; Neh 9; Dn 9; Bar 1-3.

En la situación actual, Israel frente a sus enemigos, se plantea realmente una lucha entre los ídolos y el Señor. La empresa está consagrada con un juramento hecho a los ídolos, la victoria redundará en su alabanza.

El culto a un hombre (del que no se habla en el original hebreo) está en la línea del libro de Judit y Daniel.

14,11 Los que no son nada son los ídolos y sus devotos que se vuelven como ellos, Sal 115,4-8; Is 41,24.29; 44,7. Se trata de la burla del triunfo, según Sal 25,2.

14,13 El león es el rey poderoso y posiblmente hostil (Sal 7,3).

14,15-17 Estas protestas de Ester suenan falsas en el contexto narrativo y hacen resaltar la libertad de espíritu del autor original. El paso del hebreo original al griego documenta el estrechamiento espiritual que ha sufrido parte del pueblo por efecto de las circunstancias.

14,19 En compensación, el último verso de la súplica suena con conmovedora sinceridad.  

ESTER. CAPÍTULO 13,8-18.

138Y oró así, recordando todas las hazañas del Señor.
9-Señor, Señor, rey y dueño de todo, porque todo está bajo tu poder y no hay quien se oponga a tu voluntad de salvar a Israel. 10Tú creaste el cielo y la tierra y todas las maravaillas que hay bajo el cielo, y eres Señor de todo; 11ni hay, Señor, quien se te pueda oponer. 12Tú lo sabes todo. Si yo me niego a postrarme ante ese soberbio Amán, tú sabes bien, Señor, que no lo hago por arrogancia, orgullo o vanidad; 13que por salvar a Israel, de buena gana le besaría yo la planta del pie. 14Si me he negado a hacerlo es porque para mí Dios está por encima de cualquier hombre. Yo no me postro ante nadie si no es ante ti, Señor mío; no lo hago por orgullo. 15Pues bien, Señor, Dios rey, Dios de Abrahán, perdona a tu pueblo; porque traman nuestra muerte, han deseado aniquilar tu antigua heredad. 16No desprecies la porción que te rescataste del país de Egipto; 17escucha mi súplica, apiádate de tu heredad, cambia nuestro duelo en fiesta, para que vivamos celebrando tu nombre, Señor. No hagas enmudecer la boca de los que te alaban.
18Ante la muerte inminente, todos los israelitas gritaban a Dios con todas sus fuerzas.

Explicación.

13,8-14,19 Las dos plegarias tienen varios elementos básicos en común: de Dios se predica el poder y la sabiduría, en sentido de conocimiento del corazón humano; en nombre del pueblo se confiesa, de modo genérico, el pecado y se pide perdón; en una "confesión negativa" se proclama la propia inocencia en el asunto específico (sin negar la participación genérica en el pecado del pueblo); en la motivación de la plegaria se destaca el tema de la alabanza de Dios, como definición del pueblo judío.

La oración de Ester presenta una forma rítmica más regular, y pasa fácilmente del singular al plural, como si estuviera más mezclada con todo el pueblo, mientras Mardoqueo lo representa casi litúrgicamente.

13,8 Sal 77,12; 105,5; 119,52; recordar las hazañas en la oración equivale a enumerarlas y meditarlas; el autor resume la serie en la fórmula genérica del verso siguiente.

13,9 La salvación es el tema dominante: en ella se manifiesta realmente el poder incontrastable del Señor, como lo demuestra la historia.

13,10-11 Del poder histórico se remonta al poder cósmico, según esquema conocido.

13,12-14 El autor se siente obligado a excusar el gesto de Mardoqueo, como si la inclinación ante Amán significase adoración a una criatura. No era así en el cuadro de la narración original, pero contiene algo de verdad duradera. El hombre no ha de someterse a otro hombre, porque su dignidad consiste en someterse sólo a Dios, fuente de libertad. Sólo en cuanto el otro hombre le ayuda a descubrir la voluntad concreta de Dios se acepta la sumisión y aun la humillación. Así es Mardoqueo, tipo y modelo de todo Israel. 

13,15 1 Re 8,30.34.36.39.50 (oración de Salomón en la inauguración del templo); Am 7,2. Y para la segunda parte, Sal 83,4-5.

13,16 Ex 15,13; Sal 74,2; 77,16; 106,10; 107,2.

13,17 Sal 30,12; 90,14-15. "Judío" significa, según la etimología de Gn 49,8, el que alaba, por eso los judíos son el pueblo que alaba al Señor.

13,18 Es como una respuesta coral, que subraya la limitación litúrgica del salmo. 

ESTER.CAPÍTULO 4,9-17.

4,9-10Hatac transmitió a Ester la respuesta a Mardoqueo, y Ester le dio este recado para Mardoqueo:
11-Los funcionarios reales y la gente de las provincias del Imperio saben que, por decreto real, cualquier hombre o mujer que se presente al rey en el patio interior sin haber sido llamado es reo de muerte; a no ser que el rey, extendiendo su cetro de oro, le perdone la vida. Pues bien, hace un mes que el rey no me ha llamado.
12Cuando Mardoqueo recibió la respuesta de Ester, 13ordenó que le contestaran:
-No creas que por estar en palacio vas a ser tú la única que quede con vida entre todos los judíos. ¡Ni mucho menos! 14Si ahora te niegas a hablar, la liberación y la ayuda les vendrá a los judíos de otra parte, pero tú y tu familia pereceréis. Quizá has subido al trono para esta ocasión.
15Entonces Ester envió esta respuesta a Mardoqueo:
16-Vete a reunir a todos los judíos que viven en Susa; ayunad por mí. No comáis ni bebáis durante tres días con sus noches. Yo y mis esclavas haremos lo mismo, y al acabar me presentaré ante el rey, incluso contra su orden. Si hay que morir, moriré.
17Mardoqueo se fue a cumplir las instrucciones de Ester.

Explicación.

4,11-14 La situación se agrava, y ello sirve para la tensión narrativa; pero sirve sobre todo para identificar a Ester con su pueblo en el peligro. Sería muy cómodo ayudar desde una posición segura, sin riesgos. Según la tradición bíblica (los hermanos de José, Moisés, David, el siervo del Señor), liberar es acto de solidaridad, que se realiza desde dentro, compartiendo el dolor y peligro de los demás israelitas. Y esto es lo que afirma, con vehemencia, con dureza, Mardoqueo. Sin estos versos faltaría mucho, algo esencial, a la dimensión humana del libro; y es justo que se diga en el diálogo de los dos personajes centrales.
Mardoqueo no niega el peligro indicado por Ester ni lo suaviza, lo extiende a la otra alternativa: si Ester se desentiende, caerá víctima de la común amenaza, su condición de reina no cancelará su condición de judía. Más aún, si Ester se distancia de su pueblo en el peligro, quedará distante y fuera en la liberación; porque la liberación vendrá -Mardoqueo lo sabe por su fe en el Señor-, y el hombre es sólo instrumento. Elección en Israel no es para el privilegio, sino para el servicio; si Ester ha sido elegida, lo ha sido precisamente para este momento decisivo. Es poco ser reina del imperio persa, es mucho ser liberadora del pueblo de Dios.

Como Asuero rechazó a Vasti desobediente y eligió "una mejor que ella", así Dios rechazará a Ester y escogerá a alguien mejor que ella en caso de no obedecer.

Mardoqueo es la conciencia lúcida de su pueblo, y su instrumento es la palabra.

4,15-16 No es que Ester se negase o se resistiese, simplemente informaba sobre la situación. El autor necesitaba una Ester plenamente consciente y responsable. Al pronunciar la última frase, Ester asume su verdadero papel.

El ayuno tiene obviamente carácter religioso -el autor evita en su libro explicitar el aspecto religioso-, y el autor griego aprovecha el momento para insertar dos plegarias que acompañen y expresen el sentido del ayuno.

ESTER. CAPÍTULO 15,1-3.

151Que le dijese:
2<<Acuérdate de cuando eras pequeña y yo te daba de comer. El virrey Amán ha pedido nuestra muerte. 3Invoca al Señor, habla al rey en favor nuestro, líbranos de la muerte>>.

Explicación.

15,2-3 El griego añade aquí un detalle afectuoso a una razón personal. El hebreo no se deja emocionar y se mantiene en el plano de las razones nacionales.

ESTER. CAPÍTULO 4,1-8.

Ester conjura el peligro   

41Cuando Mardoqueo supo lo que pasaba, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal, se echó ceniza y salió porla ciudad lanzando gritos de dolor:
-¡Desaparece un pueblo inocente!
2Y llegó hasta la puerta del palacio real, que no podía franquearse, llevando un sayal.
3De provincia en provincia, según se iba publicando el decreto real, todo era un gran duelo, ayuno, llanto y luto para los judíos; muchos se acostaron sobre saco y ceniza.
4Las esclavas y los eunucos de Ester fueron a decírselo, y la reina quedó consternada; mandó ropa a Mardoqueo para que se vistiera y se quitara el sayal, pero Mardoqueo no la aceptó. 5Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos reales al servicio de la reina, y le mandó ir a Mardoqueo para informarse de lo que pasaba y por qué hacia aquello. 6Hatac fue a hablar con Mardoqueo, que estaba en la plaza, ante la puerta de palacio. 7Mardoqueo le comunicó lo que había pasado: le contó con detalle lo del dinero que Amán había prometido ingresar en el tesoro real a cambio del exterminio de los judíos; 8y le dio una copia del decreto que había sido promulgado en Susa ordenado el exterminio de los judíos, para que se la enseñara a Ester y le informara, que mandase a la reina presentarse al rey intercediendo en favor de los suyos.

Explicación.

4 Podemos considerar como acto tercero y final el dramático desenlace que se va realizando desde este capítulo hasta el final del capítulo 8. Por razones de extensión podríamos cortar al final del capítulo 5. Es la parte sustancial del libro, donde el autor dará la medida de su talento.
4,1 De la consternación general se destaca una figura patética. De nuevo el paso de la masa anónima al individuo protagonista. Su gesto se dilatará en seguida a todo su pueblo.

El gesto de Mardoqueo es, ante todo, el comienzo de un gran rito de duelo, como el solista que invita y arrastra al coro. Es, además, por el lugar, una denuncia y un desafío. Proclamando su dolor aspira, quizá, a despertar la conciencia de un pueblo indiferente; acercándose al palacio real, desafía las iras de los poderosos. Conciencia de su propio pueblo, quisiera ser conciencia de otros.

Aquí ha escrito el autor griego su mejor verso, perpetuamente moderno.

4,4-16 Se desarrolla un curioso diálogo a distancia entre Mardoqueo y Ester. Porque Mardoqueo no se contenta con lamentarse, sino que comienza a actuar para conjurar el peligro.

Ester, primero se entera del duelo de Mardoqueo, sin conocer la causa; después, se entera de la causa leyendo el decreto; después, recibe órdenes tajantes. Las relaciones urgentes entre Mardoqueo y la reina aumentan el peligro, pero no hay otra salida.

4,4 Ester envía ropa para que Mardoqueo pueda cambiarse y entrar en palacio y dar explicaciones.

ESTER. CAPÍTULO 3,14-15.

314El texto de la carta, con fuerza del rey para todas y cada una de las provincias, se haría público a fin de que todos estuviesen preparados para aquel día.
15Obedeciendo al rey, los correos partieron veloces. El edicto fue promulgado en la acrópolis de Susa, y mientras el rey y Amán banqueteaban, toda Susa quedó consternada.

Explicación.

3,14 El plazo de once meses no permitirá la huida a los judíos, ya que el imperio es universal; permitirá identificarlos, descubrirlos, preparar cuidadosamente la ejecución; hará más cruel la espera de los condenados a muerte.
3,15 Es el tercer banquete del libro, celebrando la victoria de Amán. Y con este banquete termina el segundo acto.

ESTER. CAPÍTULO 13,1-7.

131Copia de la carta:
<<El emperador Artajerjes a los gobernadores de las ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía, y a los jefes de distrito bajo sus órdenes:
2>>Jefe de muchas naciones y señor de toda la tierra, procuro no ensoberbecerme con la arrogancia que da el poder, sino gobernar siempre equitativa y benévolamente, para que mis súbditos disfruten siempre de una vida sin tormentas. Ofreciendo así una política humana, y dejando libertad dentro de nuestras fronteras, intento restablecer la paz tan deseada de todos.
3>>Al consultar a mis consejeros cómo se podría conseguir esto, Amán, que se distingue por su prudencia, hombre de una dedicación sin igual, de una fidelidad inquebrantable y probada y cuyas prerrogativas siguen a las del rey, 4nos ha informado de que entre todos los pueblos de la tierra hay un pueblo hostil, con un régimen jurídico opuesto al de todas las naciones, que desdeña continuamente las órdenes reales, hasta el punto de estorbar nuestra política irreprochable y recta.
5>>Así, pues, considerando que este pueblo singular, enemigo de todos y completamente aparte por su legislación, hostil a nuestros intereses, comete los peores crímenes, hasta el punto de amenazar la estabilidad de nuestro reinado.
6>>Ordenamos que el día catorce del mes de marzo, el mes de Adar, del presente año todos los que se os indican en la carta de Amán, nuestro jefe de gobierno, que es como nuestro segundo padre, sean exterminados de raíz, con sus mujeres y niños, por la espada de sus enemigos, sin compasión ni miramiento alguno, 7para que, arrojados violentamente al sepulcro en un solo día estos enemigos de ayer y de hoy, nuestra política marche en el futuro con seguridad y orden perpetuos>>.

Explicación.

13,1-7 El autor griego ha compuesto un texto del decreto referido. Con él ha querido analizar y denunciar los motivos de esa razón de estado que conduce al genocidio. De ese modo ha escrito un documento de perenne actualidad.
El faraón fundaba su política opresora de los hebreos en la razón de estado: razón económica, pues daban mano de obra baratísima; razón militar, para que no se sumasen a posibles invasores; razón política, para que la minoría no creciese y se hiciese amenazadora.

El monarca persa va contrastando su propia política, modelo en todos los órdenes, con la conducta del pueblo judío, reprobable en todo. Ese acumular adjetivos, de alabanza propia y desprecio ajeno, son un retrato sarcástico por una doble inversión de planos.

a) La descripción del propio gobierno es un cuadro del gobierno ideal (no del todo según el ideal israelita: Sal 72, sino de modo genérico, sapiencial.

a´) Mientras que el pueblo judío es paradigma de maldad. El contraste de conjunto se especifica en antítesis particulares, como equidad-criminal, seguridad-ameneza, paz-hostilidad, orden-desobediencia, libertad-estorbo...

Todo son cosas genéricas: las virtudes del gobierno no se comprueban con hechos concretos, las gravísimas acusaciones no se sustancian con crímenes comprobados. En la misma exposición se está viendo la falsedad.

b) Añádese el contexto narrativo, según el cual todo procede de una venganza mezquina y calculada de Amán, comprometido antaño con los conjurados (según el autor griego), que toma la iniciativa de la hostilidad. Así resulta que, no habiendo cometido crimen alguno los judíos, todas las alabanzas propias del valido suenan a burla despiadada. Libertad que persigue a un pueblo inerme, paz que desata una matanza feroz, libertad que no tolera leyes diversas, rectitud que condena sin escuchar ni indagar, benevolencia que no perdona a mujeres y niños...

c) El estilo oficial y pomposo de la carta subraya el tono sarcástico (la introducción intenta reproducir ese tono).

En manos del autor griego, el decreto desborda el marco narrativo y se convierte en denuncia indignada y sarcástica de muchas situaciones semejantes; de las que sufrieron los hebreos bajo los diadocos y epígonos, de las que sufrirán bajo los romanos.

La carta queda ahí, clavada en las páginas del libro, como documento profético para muchas edades futuras, incluidas la nuestra.

ESTER. CAPÍTULO 3, 1-13.

Amán y Mardoqueo.

31Pasado algún tiempo, el rey Asuero ascendió a Amán, hijo de Hamdatá, de Agag. Le asignó un trono más alto que el de los ministros colegas suyos. 2Todos los funcionarios de palacio, según orden del rey, rendían honores a Amán doblando la rodilla, pero Mardoqueo no le rendía homenaje doblando la rodilla.
3Los funcionarios de palacio le preguntaron:
-¿Por qué desobedeces la orden del rey?
4Y como se lo decían día tras día sin que les hiciera caso, lo denunciaron a Amán, por ver si a Mardoqueo le valían sus excusas, pues les había dicho que era judío.
5Amán comprobó que Mardoqueo no le rendía homenaje doblando la rodilla, y montó en cólera. 6Pero no se contentó con echar mano sólo a Mardoqueo; como le habían dicho a qué raza pertenecía, pensó aniquilar con él a todos los judíos del Imperio de Asuero.
7El año doce del reinado de Asuero, el mes primero, o sea, el mes de abril, se hizo ante Amán el sorteo, llamado <<pur>>, por días y por meses. La suerte cayó en el mes doce, o sea, el mes de marzo.
8Amán dijo al rey Asuero:
-Hay una raza aislada, diseminada entre todas las razas de las provincias de tu Imperio. Tienen leyes diferentes de los demás y no cumplen los decretos reales. 9Al rey no le conviene tolerarlos. Si a vuestra majestad le parece bien, decrete su exterminio, y yo entregará a la hacienda trescientas toneladas de plata para el tesoro real.
10El rey se quitó el anillo del sello y se lo entregó a Amán, hijo de Hamdatá, de Agag, enemigo de los judíos, 11diciéndole:
-Haz con ellos lo que te parezca, y quédate con el dinero.
12Los notarios del reino fueron convocados para el día trece del mes primero. Y tal como ordenó Amán, redactaron un documento destinado a los sátrapas reales, a los gobernadores de cada una de las provincias y a los jefes de cada pueblo,  a cada provincia en su escritura y a cada pueblo en su lengua. Estaba escrito en nombre del rey Asuero y sellado con el sello real.
13A todas las provincias del Imperio llevaron los correos cartas ordenando exterminar, matar y aniquilar a todos los judíos, niños y viejos, chiquillos y mujeres, y saquear sus bienes el mismo día: el día trece del mes de marzo, o sea, el mes de Adar.

Explicación.

3,1 Al cabo de dos capítulos, ricos en sucesos, entra en escena uno de los personajes principales. De los datos narrativos del libro se colige que era noble y funcionario de palacio.
El nombre del personaje podría ser persa, su filiación es dudosa: podría ser una deformación de un nombre persa desconocido, puede tener referencia bíblica. En el libro de Samuel (1 Sm 15,8-33) aparece un  rey amalecita capturado por las tropas, perdonado por Saúl, ajusticiado por Samuel; su nombre es Agag. Haciendo de este nombre propio una determinación étnica, "aguagita" equivaldría a "amalecita". Favorece esta hipótesis el hecho de que Mardoqueo sea un benjaminita, como Saúl. Otra vez Amalec e Israel enfrentados (cfr. Dt 25,19).

Para oídos hebreos el sonido puede tener también a la memoria la figura fantástica de Gog (Ez 38-39), y el nombre Amán suena parecido a Hamón (ejército, horda, en el mismo texto de Ezequiel). O sea, Amán Agagi suena casi como horda de Gog, síntesis escatológica de hostilidades contra Israel (los oídos hebreos están muy acostumbrados a estos juegos fonéticos y no preguntaban demasiado por la intención consciente del autor).

3,2 Como Ester entre las demás jóvenes, se destaca la conducta de Mardoqueo entre todos los cortesanos. Se puede interpretar y juzgar el gesto de varios modos. Como la ancestral hostilidad de un judío a un amalecita; y sería una resistencia no racionalizada; como expresión del orgullo de raza: "un judío no se inclina ante un funcionario real"; como expresión de independencia y dignidad.

La primera interpretación se basa en la lectura etimológica del nombre y hace explicable la actitud de Mardoqueo. La segunda interpretación la condena como orgullo. La tercera ve en él un modelo: hay alguien que en medio de tanto servilismo sabe mantenerse, y por ello se vuelve un reproche de los demás. El texto griego se sentirá obligado a disculpar el gesto de Mardoqueo frente a Dios, por motivos religiosos.

3,4 El que Amán no se haya dado cuenta por sí mismo parece indicar que Mardoqueo no lo hacía ostentosamente, que se perdía entre los demás. En el momento que se descubre su resistencia, puede convertirse en otra rebelión en palacio: si el judío no se somete, ¿por qué los demás han de hacerlo?; si no se somete por ser judío, igual harán los demás judíos.

3,6 Lo cual no justifica el designio siniestro. Es que Amán es desmedido: por una descortesía, un pogrom; por un hombre, un pueblo. El argumento de que es uno solo se ha revelado la perversión peligrosa de todos no es válido, no justifica el crimen.

3,7 Entre la decisión y la acción el narrador interpone una nota que considera importante, que refiere una suerte y una fecha. Aparte el sentido genérico de la fiesta de Purim (véase la introducción), la noticia resulta aquí particularmente siniestra. El hombre que ha decidido un genocidio por venganza personal, sin escrúpulos morales, se muestra muy escrupoloso en averiguar los días fastos para su acción (el Gr lo dice explícitamente). En el mes Nisán cae la Pascua judía, memoria de la liberación de Egipto.

3,8-9 Ante el rey tiene que buscar el favorito una justificación de su conducta. Lo pide el bien de la nación (como en el asunto de Vasti). Su descripción de Israel se inspira en un oráculo de Balaán (Nm 23,9).

El imperialismo tiene que unificar y uniformar, no puede resistir diferencias, tiene que ser intolerante. Como Mardoqueo es distinto de los demás cortesanos, así todo el pueblo judío de los demás pueblos dentro del imperio; y eso es inaceptable. Los derechos de Israel como pueblo se definen concesión tolerante del rey, que se puede revocar por razones de estado. La promesa de dinero hace más sórdida la propuesta. El autor ha hecho una declaración muy importante por boca de su personaje; es un análisis de la razón de estado semejante a la que se encuentra algo dispersa en el comienzo del libro del Éxodo. Refleja la situación en tiempo de los Seléucidas, con antecedentes en el edicto de Ciro (Esd 1,2-4); podrá reflejar la situación bajo el dominio romano.

3,10-11 La facilidad con que Amán consigue su petición es irritante. Esta vez el rey no consulta a su consejo real, sino que abdica su responsabilidad al entregar su sello. ¡Qué voto de confianza para el crimen!

La entrega del anillo parece imitada de Gn 41,42. El rey no pregunta siquiera el nombre de ese pueblo, lo llama simplemente "ellos". La concesión del rey contrasta con la amplitud relativa de Amán: en dos palabras dispone Asuero de diez mil talentos, robados, en cuatro palabras de la vida de un pueblo inocente.

3,12 Según el cómputo del autor, se trata de la víspera de la Pascua.

3,13 El estilo junta la precisión legal con el énfasis retórico.